Generalmente las bodas suelen celebrarse en los días de primavera y verano porque la mayoría de novios prefieren tener un día soleado, sin lluvia y sin temperaturas frías. Sin embargo casarse en otras épocas del año puede tener también su encanto y resultar mucho más económico por considerarse la “temporada baja” de los eventos nupciales y puede ser algo muy interesante de considerar si nuestro presupuesto es reducido.
Los dos aspectos que más suelen condicionar la elección de la fecha de nuestra bodason la disponibilidad de fechas libres en la agenda de la iglesia o el lugar donde se hará la ceremonia y la del restaurante o sitio donde celebraremos el banquete. Algunos de estos sitios tienen largas listas de espera que pueden ir desde meses a incluso varios años y si queremos celebrar nuestra boda allí tendremos que preveer con bastante antelación el enlace y armarnos de paciencia. Además compaginar las fechas disponibles de lugar de ceremonia y lugar de banquete puede suponer en ocasiones una auténtica pesadilla por ser estas incompatibles entre los lugares que deseamos y muchas veces hay que terminar cediendo de alguna forma y alterando nuestros planes iniciales. Una buena opción es tener más de una fecha pensada y asi si nos falla una podemos mirar la posibilidad de que nos encaje mejor otra.
Hay que tener en cuenta también la posibilidad que tienen tus invitados más deseados para asistir ese día a tu boda, quizás algunos tengan otros compromisos ya adquiridos, dificultades para obtener permisos en el trabajo, unas vacaciones programadas a las que no les gustaría renunciar o que vivan en zonas lejanas y les suponga un gran trastorno desplazarse en esa fecha.
Muchas parejas eligen la fecha de la boda coincidiendo con algún día de especial significado para ellos, pueden escoger una fecha romántica como el día en que se conocieron, el de su primer beso o el de su compromiso, una fecha que coincide con algún acontecimiento familiar como el día en que se casaron sus padres, el cumpleaños de algún familiar muy querido ya fallecido o el del santo o virgen que consideran protector de la familia, o una fecha relacionada con la tradición cultural propia. Ten en cuenta que si la haces coincidir con ciertas festividades los festejos propios del día pueden interferir en tu celebración ya sea para bien o para mal.
Dependiendo del destino que elijas para tu luna de miel es posible que también quieras elegir una fecha que acompañe a las actividades que deseas realizar, por ejemplo buscar una fecha veraniega si quieres disfrutar de la playa o una invernal si deseas ir a la nieve a esquiar.
Las creencias tradicionales populares consideran propicios para casarse los días de luna otorgándoles la propiedad de augurar un matrimonio fértil. Igualmente recomiendan los lunes, viernes y domingos, el primero por ser día de la luna que atrae los hijos, el segundo por estar consagrado a Venus, diosa del amor, que propicia un matrimonio duradero lleno de amor, y el tercero por estar consagrado al sol y atraer abundancia, alegría y salud. Los martes sin embargo son tachados de nefastos por estar dedicados a Marte, dios de la guerra, y traer complicaciones y problemas a la pareja. Asi mismo casarse en enero dicen que atrae las penurias y la escasez.
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