Petición de mano

Cuando unos novios deciden casarse y se lo comunican a familiares y amigos cabe la opción de actuar de una forma protocolaria clásica y hacer una petición de mano. Esta formalidad está hoy en día perdiendo fuerza y son muchas las parejas que no la realizan, sin embargo para los más clásicos es una fiesta muy entrañable y llena de emotividad.

Originalmente, la petición de mano era una reunión en la que el novio pedía al padre de la novia su consentimiento y bendición para tomar por esposa a la compañera con la que deseaba desposarse. Al mismo tiempo se trataban en ella, una vez obtenido el permiso, las aportaciones que cada familia haría al matrimonio. Muchas veces estas negociaciones incluían pactos entre ambas familias que suponían además beneficios para los progenitores de los contrayentes e incluso, cuando se trataba de personajes de la realeza o de la nobleza, para los países de los que los novios eran oriundos.

En la actualidad el acto es más bien una oportunidad para que los padres de los novios se conozcan mejor o se hagan las presentaciones entre miembros de la familia, si es que no se conocen con anterioridad, y se traten detalles relativos al enlace con cierta prudencia y buena disposición. No se busca por tanto ningún consentimiento, ya que los novios son dueños de si mismos para tomar por si solos esta decisión, pero si que se suele recibir una bendición familiar que aporta un gran sentimiento al momento vivido por los novios, los cuales gustan de comprobar la aceptación de su decisión y el apoyo de sus padres en un momento tan importante de la vida.

El acto suele celebrarse en casa de los padres de la novia, a donde acuden los padres del novio necesariamente y hermanos u otros familiares opcionalmente por parte de ambas familias. Si el número de invitados fuese elevado podría celebrarse también en un restaurante y en cualquier caso serán los padres de la novia los que organicen el encuentro y corran con todos los gastos, aunque actualmente este tema puede también arreglarse de mutuo acuerdo.

Tradicionalmente el novio envía a su novia un ramo de flores blancas, símbolo de pureza, a la casa de sus padres por la mañana del mismo día.

La reunión no tiene porque ser en torno a una mesa, puede simplemente consistir en tomar una taza de café o té o hacer una merienda juntos, aunque generalmente se suele hacer una comida o una cena. El protocolo en la mesa dice que los padres de la novia presiden el acto, la madre del novio se sienta a la derecha del padre de la novia y el padre del novio a la derecha de la madre de la novia. En caso de que alguno de los padres sea viudo o viuda se sustituye al cónyuge que falta por otra persona que le siga en importancia.

Existe también la traición de que los novios intercambien entre si regalos, en presencia del resto de la familia, antes de la comida o celebración. Ningún otro miembro de la familia debe hacer regalos para no restar protagonismo a los de los novios. El regalo tradicional para la novia es un anillo, especialmente si este lleva un brillante y para el novio un reloj, aunque también puede ser un alfiler de corbata o unos gemelos. Antes de elegir el regalo hay que tener en cuenta el poder adquisitivo de la pareja para no hacer ningún presente que infravalore o ponga en una situación comprometida a nuestro compañero, así mismo tampoco deben hacerse regalos ostentosos por encima de nuestras posibilidades.

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